Historia del Arte Sacro en Guatemala – por Daniella Sanchez

El reloj marcaba las 7:45 pm, un miércoles cualquiera en la ciudad de Nueva York, cuando Jussi Pylkkanen (Presidente Global de Christies Gallery) levantó su mazo y con un movimiento que ha realizado tantas veces suena la madera del pedestal famoso de Christie`s, el cual ese miércoles a las 7:45 pm hizo historia con una venta de $450 millones de dólares por la obra conocida como: “Salvator Mundi” de Leonardo da Vinci. Siendo ésta obra, una obra que se cataloga como arte sacro tiene el registro más caro del mundo.

Por:

Daniella Sanchez

Directora Darsc Art Gallery Guatemala y México.

daniella@daniellasanchez.com

www.darscgallery.com

Según autores como Sean Fitzpatrick el arte sacro debe de cumplir un propósito y es el de dar homenaje a una fe, de lo contrario no es arte sacro. Pero sí seguimos mi significado de lo que es arte; el arte es todo aquello que te hace sentir, ya sea desde un grafiti a una sátira, algo figurativo o completamente abstracto. Recordemos que arte es un sentimiento, nos tiene que hacer sentir, pensar e imaginar hasta desaparecernos en una obra determinada. El arte sacro se puede definir como toda expresión artística o icono que tiene como finalidad servir de culto a lo divino ya sea por medio de pintura, escultura, mosaicos, cantos, procesiones, etc. Guatemala y el resto de Centro América, son países llenos de cultura; es importante que reconozcamos nuestro propio arte sacro. En las imágenes del presente artículo vemos a la Iglesia Ermita Conquistadora de la Inmaculada Concepción, fotografiada por Alan Benchoam. Está iglesia es la primera iglesia católica fundada en toda Centroamérica, ubicada en Salcajá, Quetzaltenango de Guatemala. Su construcción es del año 1524 y en su interior encontramos a la primera imagen de la Virgen Concepción traída de España, aunque se cree que ya no esta en la iglesia.

Cuando pensamos en arte sacro, tendemos a pensar solo en iconos y tradiciones cristianas-católicas, pero el arte sacro también comprende otras religiones, por ejemplo la religión judía, musulmana, budista, entre otras.

Me gustaría platicar un poco sobre el arte judío, éste se ha conocido por ser una tradición de aniconismo, es decir, ausencia de representaciones gráficas, pero podemos reconocer ciertos íconos, tales como: la estrella de David, el león de Judá, las menorás, entre otros que nos recuerdan a los ricos mosaicos en las sinagogas de Galilea. Tuvimos la oportunidad de que Alan Benchoam nos fotografiara la Sinagoga de la ciudad de Guatemala, estas fotografías se pueden apreciar en la presente revista.

Hoy en día tenemos artistas que siguen tradiciones sacras, tales como: Danilo Briones y Esteban Bran quienes son diseñadores de cabelleras para esculturas e imagines católicas en Guatemala y ciertos artistas contemporáneos que interpretan iconos sacros en sus obras, tales como; el maestro Enrique Cay, Miguel Ángel Pérez y el fotógrafo Alan Benchoam quien ha fotografiado iglesias y templos a lo largo de su trayectoria artística. Sin olvidar a nuestro maestro guatemalteco Roberto González Goyrí. En México tenemos a los artistas Fernando M. Díaz, cuya obra hoy en día es abstracta pero tuvo inicios figurativos con temas religiosos y Fernanda Solana cuyas interpretaciones de Vírgenes son poéticas.

Vivimos en un mundo que esta destinado al cambio… Las leyes, las costumbres y el arte van evolucionando y surgen artistas que interpretan nuestros iconos sacros de una forma distinta pero a la vez manteniendo su mensaje original, artistas como el escultor irlandés Dony Macmanus y el pintor español Raúl Berzosa, cuyas obras ya se encuentran en Guatemala, por nombrar algunos. A pesar de que nuestro mundo cambia, nuestras tradiciones siempre estarán sí las logramos valorar, apreciar y gozar. Espero que en un futuro cercano existan más museos de arte sacro y que veamos más protección estatal para nuestras iglesias y templos a nivel centroamericano.

“El hablar de arte sacro en Guatemala tiene que ir siempre acompañado de hablar de colonización, de mezcla de culturas, puesto que el aprendizaje de las técnicas pictóricas, escultóricas y de imaginería sacra fueron herencia y en algunos casos colaboración con artistas españoles. Además, el arte sacro cumplía una función que sobrepasaba lo decorativo, ya que tenía siempre un carácter evangelizador. Nos situaremos en el período de la colonia, a lo largo de finales del siglo XVI, XVII y XVIII. Durante este período cabe destacar que los artistas de la imaginería sacra recibían de España o México un grabado de la imagen que debían desarrollar, y partiendo de ese modelo, los pintores o escultores locales personalizaban su obra siguiendo los lineamientos y “modas” de las grandes escuelas artísticas. A las tallas escultóricas les daba los toques finales un equipo especializado: los “encarnadores” le daban carácter a la piel, principalmente a los rostros y manos de las imágenes, es curioso mencionar que en el proceso de encarnación se utilizaban pinturas que se fijaban con extractos de ubre de oveja. Los estofados en plata u oro los hacía otra persona, especializada en tan fina y minuciosa tarea. Y aún era otro artesano quien pintaba los detalles más delicados en los rostros, como las pequeñas marcas, las cejas, las heridas, y los detalles pictóricos de la vestimenta. Si las imágenes tenían incrustaciones o detalles con piedras preciosas o semipreciosas debía ser un joyero quien se encargara de que quedaran trabajadas con la máxima precisión. La producción de imágenes religiosas fue muy vasta, dado que los encargos eran tanto particulares para capillas y residencias familiares como eclesiásticos, y los talleres contaban con especialistas en cada disciplina.

Hay mucho terreno por descubrir en el ámbito del arte sacro colonial guatemalteco, muchos autores y muchísima obra invaluable que se custodia hoy en museos, iglesias y colecciones privadas. Además, no podemos negar la influencia que el arte sacro ha ejercido sobre el arte de nuestros días. Los guatemaltecos Rodolfo Abularach y Luis González Palma; los mexicanos Rafael Cauduro, Leopoldo Flores, Julio Galán e incluso el polémico colombiano Andrés Serrano; por nombrar solamente algunos.”

Beatriz Bonduel

Licenciada en Artes Plásticas con especialidad en

Pintura MA en Humanidades contemporáneas

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